sábado, 30 de abril de 2011

Ponele Jaime...

Primero que nada, gracias a todos los que se coparon la semana pasada con nuestro regreso, hacen que nuestra miserable existencia tenga un rayito de luz en la alcantarilla maloliente sin tortugas ninja que es la vida.
Sorprendentemente nos llegó un mail de un muchacho llamado Agustín diciendo que estaba interesado en ser el tercer jugado, así que amablemente le pedimos que nos enviara un texto escrito en español normal y no en español villero, así lo hizo, y acá se los dejamos para que USTEDES DECIDAN SI DEBE SER EL 3ER JUGADO.
Para votar, miren acá ->




Son exactamente las 10:40 de la mañana, y estás sentado en tu correspondiente pupitre, en la escuela. Una gota de sudor corre por tu sien, mientras tus dedos agitados golpetean la mesa para disimular lo que realmente estás pensando. Y es que dentro de tu integridad intestinal se está gestando la más colosal creación fecal que se le haya ocurrido a Dios inventar jamás, y tu intestino ha sido el beneficiado. Tal es su tamaño, que ya pensaste en ponerle nombres, entre los cuales se te ocurrieron “Rosca de pascuas marrón”, “King Kong de chocolate” o sencillamente ” Jaime”, en honor a un tío abuelo muy sorete (espero que se comprenda la analogía). La situación empeora a cada minuto, pero no vas a darle a los mugrientos inodoros de la escuela el honor de presenciar el parto de aquella maravilla arquitectónica de la
cual tu esfínter es el arquitecto.




Se hizo desear, pero finalmente suena el timbre de salida, y prácticamente rodando salís por la puerta. Avanzas por la calle como un vaquero que montando su caballo le pegó derecho desde Santa Teresita a Capital, hizo tres horas de trámite en el Anses, y para volver agarró por Panamericana y se encontró con un choque múltiple ocasionado por una vieja haciendo topless en la banquina. Así y todo, Dios (ese garca que te dejó tamaño feto de caca) te da las fuerzas suficientes como para subirte al bondi, y agarrar el último asiento vacío, al fondo a la derecha. Crees que todo iba bien, hasta que el fercho del bondi agarró una calle con más lomos de burros que en un desfile de Pancho Dotto, y comenzás a gestar algo que hasta el momento no estaba en tus planes: Una inmensa aglomeración de gas metano (en el barrio le dicen “dope”), la cual parece incontenible. Mirás a tu alrededor, y ves en el asiento de adelante un estudiante dormido, y a tu derecha una vieja muy parecida a la que hizo el topless en la Panamericana. ¿Qué tan malo podría ser? El pibe no se iba a despertar, y la vieja es la vieja. Tus únicas dos preocupaciones en éste momento son las siguientes: Primero, que haga suficiente estruendo como para tocarte la novena de Beethoven con las nalgas, y segunda, que te salga el llamado “pedo con sorpresa”, también conocido como “pedo acuarela” o “palometa”, y la verdad que no da ensuciar el calzón. Gradualmente, soltás el gas y tu primer preocupación se diluye completamente: Te salió “un sordo” perfecto, sin dejar el más mínimo rastro de sonido. Tampoco hay señales de sorpresas. Sin embargo, no contaste con que te salga una fragancia tan corrosiva de tu propio ser. La vieja prácticamente se desmayó, y tal fue el aroma que el pibe que tenías durmiendo adelante se despertó. Inmediatamente, tratás de solucionar la situación y abrir la ventana, pero como toda ventana de bondi, está imposible de abrir, y encima acabás de delatar que fuiste vos el que cometió el delito de lanzamiento de materiales contaminantes. A medida que pasan los segundos, notás como los rostros de los pasajeros sufren una deformación inexplicable de asco, acompañada por una notable palidez. Incluso empezás a temer por tu propia vida, ya que el bajísimo pH del pedo ácido que te acabás de tirar podría ser corrosivo para los ojos del coelctivero, y terminan todos visitando a Mirta Legrand (ah, re que no murió). Finalmente llegás a tu parada y con toda la impunidad del mundo bajás del bondi mientras todos los pasajeros quedan obligados a fumarse tu “Fragancia Ceamse”.

Llegás a tu baño, al cual nunca había valorado de ésta manera, y casi sin pensarlo comenzás la labor de parto… ¡Felicitaciones, es un niño! Incluso pasás un par de minutos sentado, maravillado ante el milagro de la vida, hasta que decidís manotear hacia la derecha en busca del papel. Al cabo de uno, dos intentos, sentís que algo no va bien, algo no encaja… ¡NO HAY PAPEL, Y LA CONCHA DE SU MADRE!




Nota aparte: No sean putos, de los 120 textos que recibimos este nos pareció copados. Sean objetivos, no sean negativos por mala onda :D
Otra cosa, todos putos.
Otra cosa más, seguimos pidiendo que pongan share acá abajo (ACA, MIRA, ACA, en ésta) y que pongan que les gusta en fb.
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial! Jajaja

Nick dijo...

Sí, está muy bueno, Agustín se puso :D

Gustavo dijo...

Parece absurso. Pero en situaciones asi valoras mucho mas estar en un baño todo mugriento con aromas que vienen de liquidos o materias que han sido vertidos vaya uno a saber de que parte del cuerpo y en que tiempo que estar tirado panza arriba en la mejor playa del Caribe jaja

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